Paseos junto al Rigard, fotos a paisajes de ensueño, rutas a pie o en BBT, meditación… Sí, hay mucho que hacer, pero entre una cosa y otra no hay por qué dejar de sentir la tierra que estás visitando. La oferta gastronómica en el pueblo es alta: quitando la ya mencionada del refugio, hay restaurantes en Planoles que te permitirán saborear las raíces del lugar. Te hablamos, por ejemplo, de la Cantina o de El Trill. ¡A la mesa!